Esta variante del juego de solitario, conocida como carta blanca, sobresale por el diseño distintivo de sus cartas, que son fáciles de distinguir y proporcionan una experiencia de juego agradable. En el tablero, debes organizar las cartas en orden descendente, alternando los colores rojo y negro. Para mover las cartas del tablero a las 4 pilas ubicadas en la esquina superior derecha, debes seguir el orden inverso, comenzando con el as y continuando con las cartas del mismo palo hasta llegar al rey. Las celdas vacías en la esquina superior izquierda no siguen ningún orden particular y se utilizan para temporalmente colocar las cartas que obstaculizan el progreso normal del juego.