Puedes optar por la variante tradicional del solitario "carta blanca" o aventurarte en el ancestral "bakers game". La distinción entre ambos radica en la disposición de las cartas en el tablero: en el primero, deben ser de colores diferentes, mientras que en el segundo, deben pertenecer al mismo palo. En cualquier caso, la destreza para completar el juego con éxito implica sacar las cartas en orden ascendente, desde el as hasta el rey, para cada conjunto de cartas del mismo palo.